
El título de este comentario es una triste evidencia de lo que realmente está ocurriendo en la política exterior española desde que gobierna el presidente Zapatero. Esta pregunta, no nos la hacemos nosotros sino el director del Centro para la Reforma Europea, un think tank con sede en Londres. En un durísimo editorial, Charles Grant critica la política exterior española en muy diferentes ámbitos, explicando por qué España ha pasado de ser con González y Aznar, miembro del grupo de líderes de la Unión Europea a un país que raramente tiene algo que decir y, sin duda alguna, el menos influyente de los seis grandes de la Unión Europea, que engloba también a Polonia.
En esta disminución de la importancia y del papel de España, tienen mucho que ver según este editorial el carácter del propio presidente del gobierno, una persona que apenas ha viajado durante los 18 años que estuvo en el parlamento, que no habla idiomas extranjeros y que está principalmente interesado en asuntos domésticos. Zapatero también suele remar a contracorriente de lo que el resto de socios. España es el país menos crítico con estados como Rusia, China, Cuba o Irán y es siempre el menos dispuesto a actuar enérgicamente. Además se pone de relieve un gran defecto que tiene el presidente español en su política exterior, su habitual negativa a salirse de la política exterior que marca el activismo del partido socialista –que defiende antes que los intereses de la nación-. A menudo, los diplomáticos son ignorados de una política exterior que parece hecha por el partido.
Parece que incluso los éxitos que teóricamente podría reclamar se le vuelven en contra. Zapatero no ha contribuido en gran cosa a la existencia de acuerdo alguno durante las cumbres del G20 a la que se le invito. Incluso lo que podría ser una buena noticia como es la llegada de Obama al poder, puede volverse en su contra por los enormes intereses que separan a Estados Unidos y España y la imposibilidad de acusar a Bush en graves errores cometidos como los de Kosovo –al retirarse sin avisar-, que siguen sin sentar bien en el estado norteamericano. Ante la próxima presidencia española de la Unión, el director del citado Think Tank desea que España vuelva a ponerse en la vanguardia de Europa y sea capaz de pensar y tomar decisiones de una manera global. Sin embargo, esa no es su predicción y advierte de que España no debería sentirse relajada y sentarse mientras Francia, Reino Unido y Alemania copan la agenda. Más claro agua.
En esta disminución de la importancia y del papel de España, tienen mucho que ver según este editorial el carácter del propio presidente del gobierno, una persona que apenas ha viajado durante los 18 años que estuvo en el parlamento, que no habla idiomas extranjeros y que está principalmente interesado en asuntos domésticos. Zapatero también suele remar a contracorriente de lo que el resto de socios. España es el país menos crítico con estados como Rusia, China, Cuba o Irán y es siempre el menos dispuesto a actuar enérgicamente. Además se pone de relieve un gran defecto que tiene el presidente español en su política exterior, su habitual negativa a salirse de la política exterior que marca el activismo del partido socialista –que defiende antes que los intereses de la nación-. A menudo, los diplomáticos son ignorados de una política exterior que parece hecha por el partido.
Parece que incluso los éxitos que teóricamente podría reclamar se le vuelven en contra. Zapatero no ha contribuido en gran cosa a la existencia de acuerdo alguno durante las cumbres del G20 a la que se le invito. Incluso lo que podría ser una buena noticia como es la llegada de Obama al poder, puede volverse en su contra por los enormes intereses que separan a Estados Unidos y España y la imposibilidad de acusar a Bush en graves errores cometidos como los de Kosovo –al retirarse sin avisar-, que siguen sin sentar bien en el estado norteamericano. Ante la próxima presidencia española de la Unión, el director del citado Think Tank desea que España vuelva a ponerse en la vanguardia de Europa y sea capaz de pensar y tomar decisiones de una manera global. Sin embargo, esa no es su predicción y advierte de que España no debería sentirse relajada y sentarse mientras Francia, Reino Unido y Alemania copan la agenda. Más claro agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario