miércoles, 8 de julio de 2009

FINANCIACIÓN AUTONÓMICA Y CONTROL DEL GASTO PÚBLICO


A priori, conciliar estos dos términos en la España del 2009 puede resultar un proceso similar al de la cuadratura del círculo. Sin embargo, el compromiso del Partido Popular con los votantes exige un mayor esfuerzo si cabe, para compatibilizar las necesidades de financiación de las comunidades autónomas con la contención del gasto público y la austeridad presupuestaria, santo y seña de nuestra política económica cuando llegamos al Gobierno de la Nación en 1996.

Es evidente que iniciar el proceso de revisión de los acuerdos de financiación autonómica en el verano de 2008, con la crisis económica ya encima (por más que el gobierno de ZP se esforzara en negar) es cuando menos una decisión inoportuna e irresponsable. Pero una vez inmersos en el proceso de negociación, es necesario, tal y como señala el consejero de economía de la Comunidad de Madrid, Antonio Beteta ( http://www.larazon.es/noticia/vocacion-de-permanencia) fijar una serie de principios que garanticen un "reparto justo y solidario" en base a criterios objetivos (y no a las presiones políticas de los aliados del gobierno) que no lleve aparejada una subida de impuestos y que tenga carácter de permanencia.

Pero ello no debería interferir en nuestra exigencia de mayor austeridad presupuestaria y control del gasto público, como primer y elemental paso para salir de la crisis económica. Máxime cuando más del 62% del gasto público (excluida la Seguridad Social) se encuentra en manos de comunidades autónomas y corporaciones locales.
Por esta razón, es importante que seamos los primeros en dar ejemplo en aquellas comunidades y ayuntamientos en los que gobernamos. Expandir el gasto público equivale a incrementar el déficit, que se uniría al del Estado, requiriendo financiación extra.. Con ello, se hipoteca el futuro de las generaciones venideras y de forma más inmediata, hace que las administraciones compitan con el sector privado a la hora de buscar la financiación necesaria.
Es evidente que la reducción del 2% en los sueldos de consejeros y altos cargos no es más que un gesto simbólico; en una comunidad como la de Madrid, que ya hace años apostó por la estabilidad presupuestaria a la vez que por la inversión productiva y el servicio de calidad al ciudadano. Pero tiene una gran importancia porque pone de manifiesto su compromiso con los ciudadanos y, por otra parte, muestra el camino a otras administraciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario